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Yolanda Bedregal
OBRA - LITERATURA PARA NIÑOS - HISTORIA DEL ARTE PARA NIÑOS





PINTORES MUY POBRES

Publicado en La Razón el 19 de mayo de 1948

No pobres en su arte, sino pobres en dinero. Uno de estos buenos artistas fue el francés llamado Corot (Coró) que, hasta pasados los cincuenta años, no vendió un solo cuadro; no hubiera, podido vivir a no ser por la pequeña pensión que le pasaba su padre.

Terminando la escuela, Corot quiso dedicarse a la pintura; el padre que era un honrado comerciante de novedades, lo retuvo un tiempo a su lado para que siguiera la misma ocupación, diciendo que la pintura era un oficio de perezosos. Al fin consintió en mandarlo a Italia para que estudiara arte. Regresó a París convertido en un gran paisajista, pero seguía en la pobreza.

Como él habían muchos artistas que no tenían dinero. Decidieron pues irse a una aldea, a Barbizón, donde vivían en cabañas rústicas, no tenían gastos como en Paris y además disfrutaban de un espectáculo de bosques, arroyos y campos que le gustaba pintar. Son los llamados pintores de Barbizón, sólo hablaremos hoy de dos.

Corot se levantaba al amanecer para ver el campo todavía envuelto en la claridad del alba y mojado con el rocío. Tomaba esbozos o apuntes, es decir hacía rápidos dibujos que después desarrollaba en su casa. Le gustaban los paisajes envueltos en misterio poético del alba y del crepúsculo o en las noches de luna. Tal vez por eso sus cuadros tienen una mágica belleza de sueño que los ha hecho famosos en el mundo.

Contrario a esa melancolía de sus cuadros, era su carácter alegre, cariñoso y jovial. Sus amigos le querían mucho lo llamaban Abuelo Corot y se alegraron cuando, ya casi viejo, comenzó a adquirir fama y dinero con sus obras.

Viéndose rico, Corot ayudó a los que necesitaban. Compró la casita en que vivía otro pobre y gran artista llamado Honorato Daumir para regalársela al ver que este estaba obligado a abandonarla por no poderla adquirir. Son numerosas las generosidades de Corot con los artistas.

Otro pintor de Barbizin, más pobre en dinero que Corot y el primero que se fue a la aldea con su mujer y sus hijos a vivir en una casucha con piso de tierra, fue uno de los más grandes pintores que tuvo Francia; su nombre es Juan Francisco Millet (Milé).

Millet fue siempre pobre. Su padre era campesino. El chico tenía que ayudar en las faenas del campo. Viendo las figuras de la Biblia empezó a dibujar y mientras los camposinos hacían la siesta, el pasaba haciendo cuadros. Al ver su afición la aldea le dio un poco de plata para que fuera a París a estudiar arte. Allí pasó días muy duros; era tímido no estaba acostumbrado a la ciudad y apenas tenía para pagar su pan con pequeños cuadros que pintaba.

Millet era el pintor de los campesinos, como Corot del campo y de los árboles. Una vez vendió uno de estos cuadros y así pudo regresar a Barbizon donde pasó el resto de su vida.

Millet tenía una gran memoria; observaba a los labradores sembrando, cavando la tierra, cosechando, serrando árboles, lavando ropa, batiendo mantequilla, en fin en todos sus quehaceres y después pintaba lo que había visto con exactitud de sus movimientos y de sus vestidos. Algunas veces pedía a su mujer que posara.

Posiblemente de sus cuadros famosos como El Sembrador, las Espigas y aquel otro del Angelus en que se ve una pareja de labradores orando a la hora del crepúsculo.

Igual que Corot, Millet fue, al final de sus días, reconocido como un gran pintor; pero siguió pobre. Cuando murió, Corot le daba dinero a la viuda para que pudiera vivir.

Varios otros pintores de Barbizon llegaron también a la fama. Solían reunirse en un enorme granero, donde colgaban sus pinturas, para hablar sobre el arte que tanto amaban, pero no tenemos campo para ocuparnos de ellos.