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Yolanda Bedregal
OBRA - POESIA - DEL MAR Y LA CENIZA

DEL MAR Y LA CENIZA (1957)

ALEGATO DE LA ESPERANZA

Desentúmete, Padre escupido por el clamor humano,
golpeado por el ojo entenebrecido.
Tanta angustia suda el alma, Padre,
a fuerza de no cosechar está que gime,
dejando el magro haz a la intemperie.

Tantos muros de miedo que no ceden
a la catapulta multitudinaria del hambre.

Tanto cacto que olvida
su último fin de abrirse en flor.
Tanta ceniza de Abel,
tanto odio, nos rajó el alma
y la voz.

¡Da vuelta a la moneda de Tu cara!

Por el alquitrán nocturno
escale el gusano al evangelio.

En el mapa de la mano abierta
se detenga el diluvio de lo inútil
y ancle el arca de la Creación.

En los Surcos de la frente
cunda el manso mirar.
Es hora, Padre, es hora.

Está en ocho meses el niño.
La tierra tiene la entraña apremiante.

¡Llora Dios!
¡Llórate!
¡Llóranos!

Juez eterno,
hemos alegado con llaga abierta.
Punza en ella el báculo tremendo
como un lábaro de amor.
Derrota al desaliento y al cansancio,
¡oprobio de la fe!

Rómpenos corazón, Juez inculpado,
y alega Tú —los hombres de testigos—
¡por los fueros de la esperanza!